Santiago Roncagliolo (Lima, 1975) es una de las voces más versátiles de la literatura peruana contemporánea, con una obra que transita entre el thriller, la memoria histórica y la exploración de los miedos individuales y colectivos. Su estilo preciso y su aguda mirada sobre el poder y la violencia lo han consolidado en el panorama literario en español. Mi libro favorito de Santiago: La noche de los alfileres.
¿Cómo es el lugar donde escribes?
Antes era un oficinista. Me iba ocho horas a un estudio a trabajar, con pausa para el almuerzo. En los últimos años, puedo escribir en un café, un hotel, una playa, un avión… Normalmente lo hago en casa y paro para hacer té, ver noticieros o cocinar el almuerzo de mis hijos. Creo que antes sacrificaba mi vida a la escritura con un sentido bastante eficiente. Ahora incorporo la escritura a mi vida. E intento disfrutar de la vida.
¿Cómo suena el lugar donde escribes?
Si estoy en casa, procuro el silencio. Pero me premio con música o noticias. Si concluyo un buen párrafo, lo celebro con sonidos antes de retomar.
¿Tienes alguna superstición al momento de escribir?
No. Pero antes de empezar hago una especie de meditación. Me concentro en la respiración. Pongo la mente en blanco. Desconecto de los pensamientos cotidianos.
¿Cuánto de la historia tienes claro antes de empezarla?
Lo que escribo siempre juega con el género. Son thrillers, más o menos. Entonces, tengo una idea clara del ritmo necesario: el crescendo hasta la explosión final. Tener eso claro me permite improvisar todo el resto. Dejarme llevar por la música de lo que hago sabiendo cómo terminará la canción. De hecho, toco el bajo. Así que tengo un sentido muy musical y muy rítmico de la escritura.
¿Cómo equilibras la inspiración con la disciplina?
No creo en la inspiración. Creo en sentarte y escribir. Pero adoro lo que hago. No sufro. Sentarme a trabajar es en sí inspirador.
¿Qué papel juega la reescritura en tu proceso?
Cada día reviso lo del día anterior. Y conforme avanzo, vuelvo atrás para construir la expectativa de lo que se me va ocurriendo. Por eso, una vez acabada la novela, no hace falta reescribir gran cosa. Al contrario. Temo que esas correcciones postreras borren buenas ideas que se me habían ocurrido al momento de escribir, incluso ideas que no he formulado racionalmente, pero estaban ahí.
¿Qué consejo le darías a alguien que recién empieza a escribir?
Deja de pensar en tus ídolos. No intentes escribir como alguien más. Nadie es bueno por parecerse mucho a otro. Mira en tu interior. Piensa qué quieres contar. Qué es lo que tú puedes ofrecer que nadie más pueda escribir.
Gracias Alberto. Me mataba la curiosidad por saber todo esto que ya estás contando de grandes referentes de la literatura.
Es una pregunta que me hago recurrentemente, cómo escriben, cuál es el proceso de los que escriben.
Me encanta la idea de leerlo aquí.