Ricardo Sumalavia (Lima, 1968) es un escritor peruano cuya obra transita entre la narrativa breve y la novela fragmentaria, con una voz que combina lirismo, humor y una constante exploración de los límites del lenguaje. Su escritura, influenciada por la poesía oriental y la microficción, aborda temas como la identidad, la memoria y la extrañeza de lo cotidiano. Mi libro favorito de Ricardo: Retratos familiares.
¿Cómo es el lugar donde escribes?
Ahora mismo tengo un estudio en casa. Pero puedo escribir en cualquier parte de la casa o fuera de ella. Uno de mis libros, por ejemplo, lo escribí en mi celular, mientras viajaba en un tranvía para ir y volver del trabajo.
¿Cómo suena el lugar donde escribes?
Puedo abstraerme de cualquier ruido. También puedo escribir en el absoluto silencio. Pero no siempre fue así. Al principio lo hacía en una vieja y ruidosa máquina de escribir. El ruido de ese teclado marcaba mi ritmo de escritura. Ahora, a lo mejor, escribo en silencio, pero con el recuerdo de ese ruido.
¿Tienes alguna superstición al momento de escribir?
Ninguna superstición. Pero me encanta conocer las supersticiones de los demás. Sobre todo antes de escribir.
¿Cuánto de la historia tienes claro antes de empezar?
Nunca tengo cosas claras. Todo es muy difuso. Primero son solo imágenes, acciones, arrancadores. Cuando escribo, no sé hacia dónde van mis personajes. Basta que les trace un mapa para que ellos quieran ir en otra dirección. Prefiero dejarme llevar por sus desobediencias.
¿Cómo equilibras la inspiración con la disciplina?
La palabra "inspiración" ha caído en desuso. Ya no inspira. Prefiero activar mis sentidos, estimular mi sensibilidad y, quizás, a partir de ese momento surjan ganas de escribir. No me fuerzo. La disciplina, sin embargo, la activo cuando se trata de corregir.
¿Qué papel juega la reescritura en tu proceso?
Reescribo solo en la corrección. Cuando termino un primer borrador. Desde ese momento la reescritura puede ser infinita.
¿Qué consejo le darías a alguien que recién empieza a escribir?
Lee todo lo posible y disfrútalo. Luego relee aquellos libros con los que te has sentido afin y pregúntate por qué. Toma nota de las afinidades. Después escribe tus propios textos y siéntete en familia.
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